martes, 13 de noviembre de 2012

La mandarina

Era grande, la cascara naranja intensa, brillante, olia a campo, ese cítrico que me fascina. Cogí la mandarina, y comencé a abrirla, la cascara gruesa facilitaba la labor, el olor a cítrico maravilloso invadió la cocina de mi casa y con los segundos me apuraba mas para terminar de pelar y probar la mandarina.
Terminé de pelarla y la separé en dos, entonces cogí el primer casco de mandarina gigante y con precaución me lo metí todo a la boca, la cerré y mordí………hmmm explotó un sabor dulce, cítrico, dulce en mi boca, me inundó de jugos, con un solo casco tragué una y otra y otra vez, era puro jugo celestial!!!Luego seguí masticando y la pulpa era suave y desaparecía en mi boca y entonces me dí cuenta que algo diferente pasaba, si, era la mandarina perfecta.
Comí uno tras otro, los cascos de mandarina hasta terminar, que regalo! Que milagro, son nuestras frutas tropicales!