Miércoles 22 de junio de 2005.
Dormimos en el spa, el baño espectacular, empacamos y listas para el desayuno y checkout. Salimos nuevamente para Machupicchu y de ahí bajaríamos al tren directamente para dirigirnos al valle sagrado, nuestro próximo destino. Bueno, el plan del día en Machupicchu era subir al “templo de la luna” en una montaña anexa a Machupicchu, llamada Waina Picchu, el camino se suponía que era fácil, después del Camino Inca todo parece fácil, sólo llegábamos hasta la mitad de la montaña, pues la subida a la cima era súper miedosa, mucho desfiladeros y unos caminos angostos y peligrosos.
Juan Manuel y yo a quienes nos da miedo las alturas, teníamos claro que no queríamos subir hasta arriba. En el desayuno, por suerte nos encontramos con Juanma y lo convencimos de ir. Yo estaba súper confiada en que todo saldría perfecto. Llegamos a Machupicchu, al lugar de nuestro encuentro con todo nuestro grupo, algunos salieron antes para disfrutar mejor la ciudad, llegó el momento de salir y con pocas instrucciones y confiados de las señales del camino algunos salimos.
Primero Juan y Cata, luego Tere y Nico, luego iba yo y detrás de mi salió Maria, ella quería acompañarme pues sabía el miedo que me producen las alturas y como ella es mamá protectora y ya había ido antes, me acompañó.
Comenzamos a caminar y el grupo se dispersó, llegamos a una bifurcación; pero no decía "templo de la luna", no estaba marcado, así que tomamos a la derecha, ahí comenzó todo…….
El camino en subida se volvía muy angosto, por momentos para separarnos del barranco había cables o cuerdas, de las que yo me pegaba por supuesto, escalas altas irregulares, pero nada que llegábamos al templo, entonces como caminabamos rápido, nos pasamos a Tere y Nico. Seguiamos caminando y el camino cada vez mas difícil, hmmmm esto tan alto? Se supone q sólo llegábamos a la mitad de la montaña…hmmmmm y cuando menos pensé llegamos a unas escaleritas de piedra totalmente verticales, sin barandas o cuerdas, con el ángulo tan inclinado que yo subía apoyada en manos y pies, los escalones eran pequeñitos, todo se hacía mas difícil.
Cuando empezamos a subir, llegamos a una ruta alterna a la derecha; pero un Francés me hizo devolver y coger las escalas y para arriba otra vez. Yo solo dije, Maria no soy capaz, se me paralizaron las manos y pies, sentí terror, no me podía mover, lo único q pensé....si me suelto me mato!!!!. María me habló y me dijo paso a paso; entonces pensé, no puedo parar y no puedo llorar, cualquier resbalón y sin dudarlo caería…muerte segura!
Todo me temblaba, las escalas eran infinitas y cuando miraba hacia arriba se hacían mas largas. Poco a poco me movía y finalmente terminamos de subir y todo el terror acumulado se apoderó de mi, vi una pared de piedra, me apoyé a llorar….no quería saber nada de ese camino, no podía regresar por esas escalas, imposible, era mi límite, no podía mas…..yo lloraba y lloraba sin parar, ya sabía que nos habíamos equivocado y en ese momento ya estábamos en la cima!
Era mi primera vez frente a la muerte y sentí terror, necesitaba sacármelo de encima….
Maria buscó ayuda, sólo había turistas….y de la nada apareció un “angel”, un señor nativo que sabía el camino y me ofreció su ayuda. Pero yo no era la única, a los pocos minutos llegó Cata, muy asustada, pidiendo ayuda y a llorar también.
Maria cuadro todo, el indigena me cogió de la mano y me decía que no llorara…yo no podía parar….entonces me llevó por un camino que nos llevaría al templo de la luna por el otro lado de la montaña, yo accedí porque era un camino diferente por el otro lado de la montaña…..Así me libraba de las escalas de la muerte.
El indígena un ser gordito y no muy alto, en edad madura, se hacía contra el barranco para protegerme, mientras yo temblaba del pánico, yo parecía un ente, no entendía por que me pasaba esto…mientras caminaba en esos angostos caminos pedía a Dios que se acabe, que se acabe, que se acabe…..
Caminamos y caminamos hasta q el camino se acabó y vimos al frente una escalera de bambú pegada de una pared de la montaña, tenía unos escalones muy grandes y para seguir el camino deberíamos saltar al vacío para pegarnos de la escalera y bajar hasta donde volvía a comenzar el camino. Hasta aquí llegué…no puede ser….algo peor q antes…vi la muerte, todos mis miedos, no puedo mas…. Entonces el indígena saltó y se pegó de la escalera y les hizo señas a mis compañeros, ellos me tomaron de un extremo y el me extendió la mano…sin mirar salté al vacío, al primer escalón……. El indígena se hizo detrás de mi para bajarme en una especie de abrazo, comenzó diciéndome baja una pierna al siguiente escalón; yo lo intenté pero por mi estatura no llegaba, el espacio entre escalones era muy grande….entonces me agarró y yo quedé por unos instantes suspendida en el aire hasta que mi pié llegó al segundo escalón, y esto mientras mi cabeza rosaba la roca porque la pared estaba inclinada, yo quedaba un poco acostada con mi espalda al vacío (si no existiera la pared quedaría mirando hacia el cielo como acostada boca arriba). Me pareció interminable, mientras saltaba a cada escalón, se me iba la vida, no podía llorar…mi indígena me protegía!!!
Me dejó pegadita a una pared y volvió para ayudar a Cata y después caminamos a un lugar mas seguro y de ahí bajamos solos hasta el templo de la luna.
Yo aún estaba en shock; pero habíamos sobrevivido! Estaba viva, pasé la prueba de la montaña joven, la prueba de Waina Picchu!
Octubre de 2010
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