Anoche fui a comer hamburguesa con un amigo, si y mientras estábamos en la mitad de la comida, me di cuenta que al igual que el ritual del tinto para los paisas o el ritual del te para los japoneses, yo tenía mi ritual de la hamburguesa, malteada y papitas. El ritual tiene sitio propio, hamburguesas del “Corral”, siempre voy con las amigas del aquelarre o con amigos, lo importante es la compañía.
Comienza la función, fila en la caja pido el menú de siempre, con dos únicas posibilidades: combo de hamburguesa con papitas o algo que me fascina…malteada de chocolate con papitas a la francesa. Importantísimo, sentarse en una mesa con todas las salsas disponibles, esperar el pedido en medio de una conversación suave. Llega el pedido….comienza el ritual: La hamburguesa sin cebolla envuelta muy bien en su papel para que no chorree salsa, las papitas a un lado de la bandeja y para compartir, las salsas: tomo la mostaza y hecho un poco sobre el papel de la bandeja, luego la salsa de tomate y otro chorrito al lado de la mostaza….importante esto se repite unas tres veces, soy súper salsomana!
La mateada de chocolate increíble,…oe oe oe…., importante la cuchara y el pitillo, los dos utensilios se intercambian constantemente durante la comida y funciona de la siguiente manera: se toma la cuchara para comerse la decoración de chocolatina rallada de la parte superior de la malteada....mmmm deli! Se mastica y saborea mientras se derrite en la boca, luego lentamente unas cucharadas de malteada que bajan lentamente por la garganta mientras la conversación se hace mas interesante….entonces el pitillo es esencial porque a medida que pasa el tiempo, la malteada se derrite en el fondo del vaso….y unos sorbitos hasta que el liquido desaparece, entonces vuelvo a la cuchara….pitillo, papitas con salsa, y así continúa hasta que el preciado manjar se acaba. Entre tanto, el ritual de las papitas y salsas otra vez y la conversación llega a su parte mas interesante…..la compañía se hace mas amena y el ritual de la hamburguesa se convierte en toda una experiencia inolvidable. Entonces pienso en Dios y agradezco, porque éstas cosas sencillas me hacen una persona feliz!
Viernes 1 octubre de 2004
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