Es sábado, se supone que es un día mas tranquilo y que no hay tanto trafico. Salí a hacer una vuelta y cuando regresaba a mi casa, tomé la glorieta de exposiciones para tomar la 33 y subir por las palmas. Entonces, de repente quedé atrapada en un carril central de la glorieta, la 33 desde ahí estaba totalmente atrancada!. Hmmm pensé, hoy que se supone que manejar es chévere…….entonces caí en cuenta, bueno aún tengo otras opciones de caminos, porque aún podía regresarme por la misma glorieta y agarrar la autopista por ejemplo. Mi salida era relativamente fácil, miré a mi izquierda y en ese carril había un taxi y un carro adelante, si tan sólo me dieran paso……
Miré al conductor el taxi y él me miró, con señas le pedí permiso para pasar, claramente él entendió pero instantáneamente me dijo no…y dos segundos después se rió….era un hombre joven y con cara amable, atrás llevaba dos señoras de edad, claramente sus pasajeras, que rieron al unisono con él. Yo, me contagié y sonreí, y claramente seguí el juego y dije amablemente y con señas: ok está bien….y esperé….
Ya éramos amigos, pero yo pretendí que no esperaba nada, hasta que el señor del taxi tomara la iniciativa. Entonces, el señor muy amablemente retrocedió algunos centímetros, el carro de adelante se movió un poco, era mi momento…miré al conductor del taxi y con una amable sonrisa y complicidad le agradecí, entonces partí. En muchos, muchos años no me había pasado algo tan inusual, estoy plenamente agradecida con mi amigo, él me regaló el momento más especial del día y me regaló fé, fé en que podemos manejar el tráfico, el estrés y todo lo que se nos presente en la vida, con amabilidad y una sonrisa!
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