Me despierta un ruido ensordecedor de pájaros, que delicia….era demasiado fuerte, estaban literalmente gritando.
Mas tarde le pedía a “Azulai” que me contara si él oyó lo mismo, porque Azulai y Dominga nos acompañaron durante la noche. El me contó que muy temprano se sentó con Dominga en el segundo piso de la Tucumá, allí oyeron a las pavas coloradas muy enojadas gritando y volaron hacia ellos, pasaron muy cerca…....Además, Azulai por la mañana contó:
La dueña “Anaconda” vió un barco por supuesto extraño en su territorio y se dirigió a revisar que estaba pasando, pasó varias veces por debajo del Tucumá y por supuesto el barco se movía hacia arriba y hacia abajo. Al mismo tiempo, algunas aves viendo ésta situación, comienzan a cantar para avisarnos del peligro!!!!
Nos dirigimos hacia el campamento del parque natural “Amacayacu”. En el camino nos quedamos en el frente del barco, Azulai nos contó historias y hasta chistes. Otra parte del tiempo estuvimos Manuel y yo, mirando con ojos de selva, tratando de descubrir Anacondas o Babillas o animales raros.
Salimos nuevamente al río Amazonas con toda su inmensidad, me sorprendí del ancho del río, es tan ancho como 4 ríos Magdalena, incluso hasta tiene islas: La isla de los micos por ejemplo. Pero eso no fue todo, encontré un ave a mi izquierda que viajaba con la Tucumá, bueno en realidad aprendí que las aves vuelan poco………si, en realidad planean en las corrientes de aire, mueven las alas muy poco……que delicia como se deslizan las aves!!
Llegamos al parque Amacayacu, vimos una miquita: Nomi, se dejaba tocar. Conocimos a una bióloga de Boston, que ha vivido por 20 años en el Amazonas…desayunamos, charla de parques naturales y otra vez para la Tucumá y a San Martin (poblado indígena otra vez, donde viven Azulai y Dominga), allí pasamos toda la tarde aprendiendo: como se tejen pulseritas, desde la obtención de la fibra, como se tiñe, se entorcha el hilo y como se teje. Hasta intenté entorchar un hilo…la verdad Dominga sabe mucho, yo creo que mejor me gano la vida como Ingeniera!
Manuel compró para los dos, unas pulseritas que hizo Dominga, son idénticas, ese fue un detalle muy lindo. Ahh se me olvidaba, Manuel se pintó la cara con un pigmento rojo, que usan los Ticuna, parece un nativo mas. Lucho nos pintó un tatuaje en las piernas, el mío una espiral, también utilizamos un pigmento indígena que se borra en unos 15 días.
Aprendimos a sacar la fibra de una corteza “Yanchama”, de ahí hacen los vestidos tradicionales y pinturas, fue muy interesante, sobre todo porque hoy me di cuenta del trabajo que lleva hacer estas artesanías y realmente el precio es muy bajo, son un regalo.
Manuel, estaba tallando un delfín, ahora convertido en un manatí jiji, lo está tallando en un pedazo de madera roja de la región llamada “palo e sangre”, descubrí que es un artista también….cuando terminó su manatí me lo regaló, súper lindo!
Ahora, es de noche y nos vamos para Puerto Nariño….
Llegamos y comimos en el hotel, un pescado frito rico, con ensaladita y patacones, volvimos a la Tucumá y otra vez para el Tarapoto a dormir en la mitad del lago.
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